miércoles, 26 de marzo de 2008

Aprendiendo a volar.


El olor de un cadaver excita, emociona; los vuelve locos (a los niños).

Mientras cada uno de nosotros nos ponemos limitantes, a veces (y solo a veces por respeto a ciertas cosas -que lo merecen-) nos negamos a aprovechar y valernos de ciertas experiencias, sentimientos, emociones (tanto orgasmicas como desagradables) por estas limitantes nos cegamos ante posibilidades infinitas de hacernos sentir algo nuevo (cosa que deberiamos de hacer todo el tiempo; vida solo hay una); los niños se aprovechan de esa disque inocencia para hacer, decir, inventar y peor aun; destruir cada cosa nueva o no (para ellos) que este a su alcance. He viajado y he visto a los niños cagar hasta en un monumento historico, he visto el árbol más hermoso del mundo y a su vez un niño cortandole las hojas. Y cuando todos se mueren ellos se rien. Hay que matar a los niños y aprovechar-nos de las cosas que aun quedan sin tocar, sin oler, sin oir, sin ver y sin cagar.

1 comentario:

Jorge Maseda dijo...

me encanta tu blogg, muy bueno de verdad... y me han gustado mucho sus fotografías, un besote!!